Es lo mismo, pero no es igual

Energía

A todos nos disgusta que los bancos hayan perdido grandes cantidades de dinero, y por lo tanto parece injusto que al final se les tenga que rescatar con dinero de los contribuyentes. Eso es lo que pueden percibir los ciudadanos de a pié en Estados Unidos, al igual que lo sentimos nosotros hace algunos años.

El modelo del “bad bank” tiene conotaciones negativas. Sin embargo, el porqué funciona una medida tan impopular como un “bad bank” reside en el hecho de que la materia económica no se trata de juicios subjetivos, sino de eficiencia.

Una economía no puede operar si no cuenta con un lugar confiable dónde gestionar eficientemente todas sus operaciones financieras. Es por ello que los bancos gozan de una ventaja que otros sectores no tienen: su operación condiciona la eficiencia de la economía en su conjunto; y así se evidencia la necesidad de regularlo cabalmente.

Es en este contexto que el Tesoro estadounidense anunció la separación de malos créditos fuera de su sistema bancario para poder impulsar el otorgamiento de crédito, y con ello colaborar con la reactivación económica.

Luego del anuncio del lunes 23 de marzo muchos argumentarán (a favor y en contra) que el Tesoro de estados Unidos aprobó un FOBAPROA. No necesariamente.

El rescate estadounidense se parece pero no es igual a lo ocurrido en México en la década de 1990, pues ambos rescates obedecen a realidades diferentes; es como cuando un tratamiento semejante sirve para dos padecimientos que no son iguales. Analicemos tres diferencias básicas:

Arbitraje monetario: Estados Unidos tiene la capacidad de producir las divisas necesarias para enfrentar su rescate bancario aún a costa de mayores niveles de endeudamiento federal. México tuvo que tomar deuda a cambio de energéticos.

Comportamiento de la cartera vencida: en Estados Unidos hay un banco por aproximadamente cada 39 mil habitantes, en México hay uno cada 2.6 millones. Eso implica que el sistema financiero mexicano es más susceptible a la insolvencia ante incrementos en la cartera vencida; es decir, tiene menor capacidad de diversificar el riesgo.

Imposibilidad de cobro de créditos vencidos: hoy día en Estados Unidos la tasa de referencia es cercana a cero. En México, luego de la crisis en el sistema de pagos, las tasas subieron a niveles inmanejables para la mayoría de los deudores, lo que implicó que el gobierno (léase los contribuyentes) tuviera que tomar la pérdida implícita en el rescate bancario.

De esta forma el modelo de “bad bank” mexicano implicó una pérdida neta de riqueza en la economía; pérdida que en mayor o menor medida todos pagamos. En cambio Estados Unidos tomará una pérdida inter-temporal menor explicada por el hecho de que: el gobierno puede diversificar mejor su riesgo financiero dada la mayor competencia en su sistema bancario, puede imprimir moneda en caso de perder solvencia, y enfrenta un menor riesgo de impago por parte de los deudores dadas las tasas de interés bajas.

Adicionalmente, en su propuesta Estados Unidos toma ventaja de los aprendizajes de otros procesos de rescate. La más importante lección la encontró en definir una buena metodología de valuación de los activos tóxicos; hecho que fue sin duda el talón de Aquiles de la mayoría de los “bad banks”. En este sentido la propuesta del Tesoro es muy positiva: crear una institución público-privada independiente que tome como referencia no sólo el valor de mercado de los activos, sino también su probabilidad de pago. Además fija una política máxima de toma de activos tóxicos relativa al nivel de capitalización de cada institución rescatada. Dicho en español, se trata de un esquema que asegura, al menos en parte, la recuperación del valor de los activos al tiempo que fija incentivos para que los bancos transiten hacia una operación financiera más sana.

El modelo del “bad bank” funcionó en México, muestra de ello fue el abatimiento de la inflación, la estabilidad cambiaria y de tasas que experimentamos hasta hace pocos meses. Seguramente funcionará también para Estados Unidos; sin embargo las realidades diferentes y el aprendizaje acumulado aseguran que esta medicina será menos amarga para nuestros vecinos de lo que fue para nosotros.

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